DE MIS DIAS TRISTES

En 1999 el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile publicó el libro "De mis días tristes" donde cuento algo sobre la vida y obra de mi abuelo, el poeta, pintor, dramaturgo, crítico de arte y cuentista chileno, Manuel Magallanes Moure (1878-1924) El nombre de cada capítulo corresponde al título de uno de sus poemas, los que pueden leerse completos en el Link Los poemas de mi abuelo. El prólogo es de la escritora Ana María Güiraldes.

31.1.06

PRÓLOGO


En 1999 el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile publicó el libro "De mis días tristes" donde cuento algo sobre la vida y obra de mi abuelo, el poeta, pintor, dramaturgo, crítico de arte y cuentista chileno, Manuel Magallanes Moure (1878-1924)


El nombre de cada capítulo corresponde al título de uno de sus poemas, los que pueden leerse completos en el Link Magallanes Moure.


La portada es de Rodrigo Redondo


El prólogo es de la escritora Ana María Güiraldes.







Para contar a un poeta



Estamos ante un libro con doble fondo al que entramos con una sola llave: el buen lenguaje, la buena palabra, esa que no hace sombra y que abre con amabilidad la puerta al lector y lo instala frente a una historia que comienza a desfilar ante sus ojos sin cortes ni nublazones. Digo historia, porque lo que aquí se narra es una historia de amor. Y ojo, nada de rosa ni episodios melodramáticos que perturbarían nuestra sensibilidad. Por el contrario. Lo que aquí se narra tiene el viso de las buenas novelas que nos presentan dos personajes, cuyo amor pareciera imposible o prohibido y que provoca en el lector la tensión justa para querer saber más. El amor entre Amalia y Manuel.

Dije que este libro tiene doble fondo. Y lo tiene. Primero: estamos ante una historia real a la que asistiremos recogidos. Segundo: quien la narra conoce a su protagonista. Tiene su misma sangre. Es su nieta. Mireya Redondo Magallanes es nieta de Manuel Magallanes Moure. Y ella quiere contar lo que sabe y también, como buena escritora, lo que intuye para ir pintando los vacíos que puedan quedar en su hoja.

¿Cómo cuenta Mireya? Cuenta como si la uniera una conexión mental con su ilustre abuelo. Su voz tiene los mismos matices que resuenan en los poemas con que da inicio a cada capítulo; su tono navega entre la crónica, la narración pausada, los sucesos que quiebran las situaciones; los personajes que rodean la vida del poeta se presentan como de perfil, en la medida que sus presencias inciden en su vida. Y todo esto, a una prudente distancia: ella sólo expone y muestra; su cámara sigue los movimientos sin pretender, ni en un momento, una corriente de conciencia que derrumbaría su objetividad. Así, armada de cartas, poemas, recuerdos, conversaciones con su familia, va dando forma, palmo a palmo, capítulo a capítulo, a la vida de su abuelo, y haciendo un todo tan perfecto que pareciera haber presenciado los hechos...

ANA MARÍA GÜIRALDES

30.1.06

1. MAÑANA GRIS

Sobre el mar, la niebla, es como
un ensueño flotando sobre un alma:
un ensueño muy íntimo, muy hondo
y muy blanco, por cuya blanca bruma
fuera temblando un desfilar borroso
de pensamientos tristes como sombras

Imágenes desordenadas confunden la mente de Manuel mientras mira por la ventana del tren hacia los cerros allá en la lejanía. Su visión es borrosa. Aunque intenta evitarlo, no ha dejado de llorar desde que salieron de La Serena, hace un par de horas. Nada de lo que le ha dicho Elena, su madre, para alegrarlo un poco, ha tenido éxito.

El no quiere vivir en otro lugar. Ni tener nuevos amigos. Ni conocer a sus primos... El era feliz en esa ciudad donde despertaba con el mar frente a sus ojos.

Respira profundo. No sentía tanta pena desde ese otro día, hace ya varios años, cuando comprendió lo que significaba que Valentín, su padre, estaba muerto. Poco a poco se va adormeciendo en medio del llanto, a medida que los recuerdos despiertan en imágenes fugaces. Los funerales. La carroza con caballos negros. Las visitas. Las velas. Los cuchicheos de la servidumbre. Los lamentos de sus hermanas mayores. El perfume denso de las flores en la Iglesia. El brillo del ataúd. El llanto. El silencio. El frío. La soledad...

...y es como un sueño blanco y misterioso
vagando sobre un alma entristecida;
como el vapor de un sueño melancólico
al aclarar de un triste día

Al llegar a la capital, después de un viaje tan largo y penoso, todos los familiares reciben con mucho cariño a Elena y sus niños.

Manuel tiene diez años cuando es matriculado en el Instituto Nacional para continuar sus estudios. Su carácter conciliador y amigable le permite adaptarse con facilidad a su nueva vida. Es un niño de mirada soñadora, cariñoso y amable, con gran talento para el dibujo. Su traje está siempre limpio y sus cuadernos en orden. Le gusta leer y recitar poemas de Víctor Hugo, Byron y Goethe, los que luego copia en su cuaderno de Apuntes Varios, junto a otros versos escritos por su padre, quien se convierte así en uno de sus primeros maestros literarios.

Manuel no lo recuerda mucho. Apenas tenía cuatro años cuando él murió. Pero su mamá, a menudo, le cuenta acerca de su vida

Empezó a escribir poemas siendo un colegial, pero esto se convirtió luego en una verdadera vocación, y fue tan bueno que llegó a figurar en La Lira Americana, que era un libro editado en París, que reunía las obras de los mejores poetas, de Chile, Perú y Bolivia...

Entre sus mejores amigos estaban Diego Barros Arana, Victorino Lastarria y también Guillermo Matta y los hermanos Gallo...

Pero lo que más le gusta es que ella le cuente de cuando su padre se comprometió en la Revolución del 59, combatiendo junto a su amigo Pedro León Gallo, en la batalla de Los Loros, en contra del gobierno del presidente Montt.

La revolución fracasó, Manuel, y tu papá, junto al resto de los sublevados, fue condenado a muerte. ¿Te das cuenta, hijo querido? Después, gracias a Dios, dicha pena, les fue conmutada por el destierro. Entonces se fue a la Argentina y allá vivió hasta el año 1861 en que hubo una amnistía y le permitieron volver a su patria, para instalarse nuevamente en La Serena...

Y entonces te conoció a ti, que eras viuda ¿no es así, mamá?

Entonces me conoció a mí.

¿Y se enamoraron?

Nos enamoramos y nos casamos.

Y nacieron Valentín y la Carlota, antes que yo.

Sí, hijo, pero... ¿cuántas veces has oído todo esto?

Sigue mamá, por favor, sigue contándome ¿Era muy valiente?

Muy valiente y te quiso mucho, Manuel. Casi tanto como te quiero yo..